¿por qué psicoterapia?


Psicoterapia individual y grupal
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miércoles, 21 de octubre de 2015

Como funciona la Bioenergética

Cada uno de nosotros tiene su propia biografía grabada en el cuerpo

Todo lo que vivimos, lo que sentimos y experimentamos, sucede en nuestro cuerpo y queda registrado en él. Se traduce a nuestro tono muscular, a nuestra postura y a nuestra respiración. Para comprenderlo podemos imaginar en cómo reacciona una persona determinada, por ejemplo, al ser asustada repentinamente:

Sus ojos se abren expresando miedo, su boca se tuerce con las comisuras hacia abajo y se abre en una inhalación dirigida sobretodo a la parte alta del tórax, que se expande a la vez que el estómago se encoge, así su respiración queda “cortada” a la altura del diafragma. Además su cabeza se retira ligeramente hacia atrás, tensando la musculatura de la nuca y de la parte alta de la espalda. Pero también se contraen otros músculos de su cuerpo; los de las extremidades, los glúteos…  Quizás también en algunas articulaciones  como las rodillas aparecen bloqueos...

Su reacción corporal, junto con la sensación y la emoción asociadas a esa experiencia, quedarán registradas en su memoria organísmica y celular.

Bien, congelemos esa imagen. Pensemos ahora en cual es la postura de “firmes” en un soldado... Se prevé que un soldado va a tener que enfrentarse a menudo al miedo, ¿verdad? ¿No es esa la postura que predomina en ciertas personas? ¿cómo es eso posible?

Es en nuestra más tierna infancia cuando experimentamos muchas cosas por primera vez. Recibimos estímulos de apoyo o de rechazo a nuestras conductas por parte de quienes tenemos más cerca y con quienes tenemos vínculos más significativos. Luego entramos en contacto con la escuela y sus reglas, las distintas estructuras sociales, el grupo de iguales, etc. Todos esos agentes influyen sobremanera en nosotros. Pronto aprendemos a dar salida a determinados impulsos y a reprimir y contener otros. Comenzamos a desarrollar una “imagen” formada a través de esos aprendizajes, con la que poco a poco nos iremos identificando. Vamos sacrificando lo que somos y lo que queremos en realidad, por adaptarnos, por ser aceptados, por ser queridos. Ello conllevará una manera de relacionarme conmigo y con el otro, una “postura” con la cual nos plantamos en el mundo. Esa postura interna y nuestra postura corporal van juntas, forman parte de lo mismo.  Así se va formando nuestro carácter, apoyándose y reforzándose en lo que llamamos corazaCuando decimos "postura" o "coraza" no nos estamos refiriendo para nada a algo estático, todo lo contrario. Se trata de todo un sistema defensivo con una dinámica pisco-emocional, energética y comportamental propia y que determina incluso que enfermemos de unas maneras y no de otras. 

Como funciona la Bioenergética

Cuando trabajamos sobre la parte corporal de esa coraza estamos trabajando sobre el sistema completo. Flexibilizando los distintos grupos musculares de los distintos segmentos de nuestro cuerpo y aflojando nuestros bloqueos, posibilitamos que las distintas partes de nuestro cuerpo vuelvan a conectarse y comencemos a recordar y experimentar quienes somos y qué queremos en realidad.  


Posibilitamos también que esos  segmentos corporales vayan recuperando sus funciones de sensar y expresar, que nuestro flujo energético quede más libre. De esa manera vamos teniendo un contacto más claro y más limpio con nuestras necesidades y deseos genuinos, y vamos dejando a nuestra disposición la energía y el contacto con nuestra fuerza, tan necesarias para ir a por ello.


Se trata pues de una herramienta de transformación personal muy potente.

Puede trabajarse en terapia individual pero el formato de grupo suma muchas ventajas, ya que facilita el trabajo corporal pero también el contacto con el otro, que es de vital importancia. 

Las sesiones de Bioenergética son como un viaje hacia adentro, de manera que se necesita el tiempo suficiente para silenciar nuestro ruido, entrar, abrir, contactar e integrar la experiencia. 

Es un trabajo que va haciendo sus efectos de manera sutil pero profunda.

Jordi Pla - Psicoterapeuta Clínico Integrativo y Corporal


lunes, 19 de octubre de 2015

Soltar









¿Porqué caminas con tanto esfuerzo? Le preguntó el caballo al asno.
Por el peso de las alforjas. 
¿Qué alforjas? ¡No veo que lleves ningunas!
En verdad hace meses que mi amo me las quitó 
agradeciéndome mi ayuda todos estos años, 
pero tengo tanto miedo a no saber caminar de otra manera 
que yo sigo haciendo como que las llevo cargadas…
“El peso de lo imaginario” - Idroj Alp



¿Qué nos dice el diccionario sobre el verbo SOLTAR?
Desatar o desceñir.
Desasir (lo que estaba sujeto).
Dar salida (a lo que estaba detenido o confinado).
Dar libertad (al que estaba detenido o preso).
Evacuar (el vientre) con frecuencia.
Romper en una señal de afecto (como la risa, el llanto).
Decir.
Adquirir agilidad en la ejecución de las cosas.
Abandonar el encogimiento, dándose a la desenvoltura.

¿Y cuál es su origen? El verbo soltar es una creación romance a partir del verbo suelto … a partir del latín solûtus, variante vulgar de solūtus (suelto, disuelto, libre, liberado), participio de perfecto del verbo solvêre (liberar, soltar, también a veces liberar un dinero, es decir pagar).


Qué verbo tan sugerente pues. Si miramos de que nos hablan sus definiciones vemos que tiene que ver con liberar lo que estaba retenido, con dar expresión a lo que estaba reprimido, con entregarse a lo que uno hace… nada menos.

Sin prestar atención a estas definiciones, ¿qué contestaríamos si nos preguntaran qué es lo contrario de soltar? Seguramente diríamos coger o agarrar. Pero ahora podemos observar que con esa respuesta algo no se ajusta, no acaba de encajar ¿verdad? Porque soltar parece que tiene que ver con desatascar, ya sea a nivel emocional, mental o comportamental. ¿Y qué es un atasco? Un bloqueo, algo que está impidiendo la circulación, el desarrollo, el libre fluir… Comprendiendo esto es más fácil percatarse de que el verdadero contrario de soltar tiene más que ver con algo obstructivo.., pero ¿si es algo que uno hace? ¿qué podríamos decir?
A mi me viene aferrarse. Esa es la verdadera acción opuesta a soltar.

Soltar y agarrar, agarrar y soltar, son más bien acciones complementarias, no opuestas. Como el día y la noche forman parte del mismo ciclo, como inspirar y espirar forman parte del mismo proceso, como el contacto y la retirada son dos movimientos que hacen que un encuentro sea auténtico.

Soltar pues forma parte del ciclo de la vida. No soltar entonces es muerte. Nuestro impulso de vida nos empuja siempre hacia delante. Si sentimos que ese impulso de vida está obstruido fijémonos en qué es lo que no estamos soltando, qué es eso a lo que me estoy aferrando que me impide seguir adelante, qué no me deja crecer…

Antes de soltar hay que haber agarrado. A veces no podemos soltar porque no hemos agarrado lo que necesitábamos, lo que nos era útil de ese objeto, de esa situación, de esa persona… Si nos hemos aferrado hemos suprimido algo en nosotros mismos, nos hemos hecho dependientes, nos hemos desentendido de nuestra responsabilidad. Porque esa es la diferencia entre agarrar o aferrarse, lo primero es activo, lo segundo es pasivo, tiene algo de utilitario, de parasitario.

Antes de agarrar hay que haber soltado. Si sentimos que no podemos agarrar eso que deseamos, es que he olvidado soltar antes aquello que me ocupa un lugar que necesito para lo nuevo.


¿Cómo nos damos cuenta de que hemos soltado? Cuando podemos agradecer. Porque lo que soltamos lo hemos agarrado, y lo que hemos agarrado nos ha nutrido, y a aquello que nos nutre, le estamos agradecidos.


Gracias