¿por qué psicoterapia?


Psicoterapia individual y grupal
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jueves, 27 de octubre de 2016

Bioenergética

Todo lo que vivimos, lo que sentimos y experimentamos, sucede en nuestro cuerpo y queda registrado en él. Se traduce a nuestro tono muscular, a nuestra postura y a nuestra respiración. Así, si el inconsciente guarda toda nuestra información psico-emocional, el cuerpo es el lugar físico donde ésta queda almacenada, es como la “caja negra”.

Este mecanismo funciona desde nuestra génesis y es especialmente permeable desde entonces y durante toda nuestra primera infancia, cuando nuestro cuerpo está en plena formación y desarrollo, de manera que con la repetición frecuente de un determinado tipo de experiencia, con experiencias muy intensas y con mucha carga emocional, o con una atmósfera emocional determinada en nuestro entorno más íntimo durante un tiempo prolongado, nuestro organismo se irá adaptando y moldeando,  a nivel psico-emocional  y también a nivel corporal.

Ese conjunto que forman la dinámica psico-emocional, los bloqueos corporales, y toda nuestra dinámica comportamental, es lo que en Bioenergética se denomina Coraza Caracterial. Esa coraza funciona entonces más allá de nuestro cuerpo, pero está anclada en él, de manera que trabajando sobre el cuerpo estamos trabajando sobre todo el Carácter.

La bioenergética trabaja en la dirección de flexibilizar y abrir nuestra coraza, re-conectar nuestros segmentos corporales y devolverles su doble capacidad de sensar y de expresar, para llevarnos al contacto íntimo conmigo y con el otro, y para ponernos en contacto con nuestra fuerza y con nuestro deseo, es decir, nuestro impulso vital.

Suele trabajarse en grupo puesto que se facilita el trabajo corporal pero también porque el contacto con el otro es de vital importancia. En él reconoceremos nuestras maneras de vincularnos y de relacionarnos y podremos trabajar sobre ellas. Además el otro siempre es el mejor espejo para reconocer partes que nos cuesta ver en nosotros mismos, y sobre todo, el otro siempre es alguien de quien aprender algo. Nos reconocemos en contacto con el otro.

Las sesiones de Bioenergética son como un viaje hacia adentro, de manera que se necesita el tiempo suficiente para silenciar nuestro ruido, entrar, contactar e integrar la experiencia.

JORDI PLA CABEDO - Psicólogo
y Psicoterapeuta Clínico Integrativo y Corporal       





                                       


Duración de las sesiones: 3 horas y media. De 10 a 13’30h.

Periodicidad: Un sábado mensual

Duración: De Octubre a Julio

Lugar: Escola d’Adults Benissa, Aula 5

Fechas:  – 19 Noviembre – 17 Diciembre – 14 Enero – 11 Febrero – 4 Marzo – 8 Abril – 6 Mayo – 3 Junio – 1 Julio

Material que hay que llevar: Ropa cómoda tipo chándal, mallas, etc.
Calcetines, esterilla y 1 cojín grande.

Precio: 20€ la sesión por participante.

Contacto:

Jordi Pla
647 456 747

http://plajordi.wixsite.com/psicoterapia

miércoles, 13 de abril de 2016

LOS BENEFICIOS DE LA DESOBEDIENCIA



Hay dias en que, sin pretenderlo, las cosas se alinean para señalarle algo a uno. Así lo siento yo. Me está sucediendo estos días con el tema de la desobediencia. Ayer escuchaba en un programa de radio hablar de Thoreau, de quien se dice es el padre de la desobediencia civil. Ayer también re-visionaba una entrevista al Catalán del año, que con su modestísima e improvisada ONG ha salvado más vidas de refugiados en el mar que 28 países del S. XXI, y cuenta como sus decisiones sobre el terreno allí a menudo se mueven entre lo legal y lo moral. Bueno, y para qué hablar de los "papeles de Panamá", asunto que nos pone en los morros una vez más que la ley hecha a medida para los muy ricos y/o muy poderosos y muy enfermos, permite hacer que lo inmoral sea legal.

No era consciente de estas coincidencias hasta este momento. De echo, estoy seguro de que si me quedara un ratito más evocando cosas, encontraría más hechos que demuestran mi hipótesis. Claro, ya sé que seguramente para muchos es al revés, que eso viene emergiendo desde mi inconsciente y a medida que va saliendo a la superficie de la consciencia va encontrando elementos externos donde agarrarse, para muchos otros se trata de eso de las sincronicidades y los universos cuánticos, y quizás para otros es una justificación de una de las distorsiones más típicas de mi carácter...
I don't care !! (no me importa), o mejor dicho, never mind the bollocks !!! (qué cojones importa) como en aquel disco de los Sex Pistols, (la versión mentirosa de lo que sí representaban los Clash). Mentirosa porque en los primeros era la rebeldía por la rebeldía, la pose, el anti-uniforme, lo que importaba era el "en contra de"... Mientras que en los segundos había más fundamento, un posicionamiento político y social más definido, lo que importaba era "a favor de..." (Nicaragua Sandinista, Palestina libre...). Sólo hay que fijarse en como murieron sus líderes: Sid Vicious a los 21, de sobredosis, llevaba matándose desde los 17.  Joe Strummer a los 50, de un repentino ataque al corazón (debido a una enfermedad congénita no detectada), habiendo llegado a conocer la felicidad. (Al final de este artículo os dejo el link a un interesante documental sobre este último).

Muchas son las fuentes que proclaman y advierten de los tremendos males de ser un chico o una chica desobedientes, pero todas tienen algo en común: por encima de todo quieren mantener el Status Quo, mantener las cosas como están. Y a veces las cosas no están bien. El pretendido equilibrio está muy desequilibrado, las pretendidas justicia y democracia se han convertido en dos putas a manos de unos enfermos mentales que pervierten y retuercen hasta el cinismo su significado real.

¿Qué hacer entonces? Cuando lo legal, lo institucionalizado, lo que nos dicen que debemos hacer, nos pone en las antípodas de nuestra entrega al placer, de nuestra espontaneidad y nuestra creatividad naturales, y cuando nos hace cómplices además de un funcionamiento que no es bueno ni para el amo, porque le mantiene en su sadismo y en su falta de contacto,  ni para el esclavo porque le mantiene en su masoquismo y en su olvido de sí mismo, de su ser verdadero... ¿Desobedecer no es, en ese caso, el primer y necesario paso para caminar hacia otro paradigma?

El NO es la partícula nuclear de la desobediencia. Cuando el niño o la niña aprende a decir NO en realidad está diciendo SÍ a si mismo, está diciendo -¡espera! ya lo he pillado, dame ahora un tiempo para delimitarme, para encontrar mis contornos, para individualizarme, luego seguiremos pero ahora deja de contaminarme-.

Es ahí donde la familia, como tan lúcidamente denunciaba ya hace cerca de 80 años Wilhelm Reich, actúa como célula de transmisión directa al individuo de la necesaria represión para seguir manteniendo el orden patriarcal. Pretendiendo que hace lo que debe, inocula al sujeto el virus de "haz lo correcto, lo que debes, sé una persona adaptada", y lo que queda oculto "no contactes demasiado profundamente ni contigo ni con nadie, no intentes saber quien eres en realidad ni qué es lo que tú quieres". El autoritarismo de un padre severo no es siempre el vehículo. A veces una madre empeñada en que su hijita "le coma todo el plato de lentejas" coopera mejor que el más ladrador de los generalísimos en esa misión. Claro que, cuando bajamos a ese nivel elemental de la estructura social neurótica, la cosa se mueve entre mamá e hijo/a. Ese "haz lo que debes" se convierte ahí en "hazlo por mí".

En mi práctica clínica veo a menudo esa tela de araña tejida tan sigilosamente alrededor de mi paciente, que me cuenta como esa madre se ocupa de cargarle con responsabilidades que no le corresponden, y que utiliza tan magistralmente el sentimiento de culpa y de deuda para asegurarse de que la relación con ese hijo o hija seguirá manteniendo esa forma.

Es así como una persona puede estar viviendo víctima de una dictadura, no por edulcorada menos esclavizadora, sin siquiera darse cuenta de ello.

Darse cuenta es el primer paso o al menos imprescindible, pero llegados ahí ¿qué?

Pues muchos detalles y recovecos tiene ese camino, y darse cuenta de como uno o una le cobra factura a esa madre y subterfugiamente invierte los roles hasta que en ese entramado cuesta descifrar quién depende más de quién, es uno de ellos. Pero hoy quiero reivindicar la desobediencia, no como lugar donde quedarse instalado, no como lugar desde donde cobrar una identidad igualmente trampeada "en contra de", sino como zona de tránsito, de des-apego, de "a favor mío". Aquello que quizás quedó pendiente en aquel niño o aquella niña a quien se exigió demasiado pronto que se comportara como un adulto, o que se responsabilizara de lo que en realidad le pertocaba a alguno o algunos de los adultos cercanos y que con más o menos consciencia delegaron en él/ella.

Ocurre que en ese tramo el caminante será seriamente chantajeado desde afuera y desde adentro de sí mismo. Tendrá que romper con la imagen de cumplidor, de hiper-adulto, de apoyo fiel y confiable.
Ya se sabe, las revoluciones necesitan una buena dosis de agresividad y coraje. Pero al final de esa travesía habrá una sensación de libertad y de contacto con la fuerza nunca hasta entonces experimentada, y será real. En realidad el contacto con la fuerza y con el propio deseo van a ir retroalimentándose con la desobediencia y la propia voluntad. Amor y voluntad como rezaba el título de uno de los libros más imprescindibles de la corriente humanista en psicoterapia, de Rollo May.

Así que ya sabéis, la próxima vez que os encontréis cara a cara con un niño o a un adulto "desobedientes", tened esto presente: ¿es rebeldía en busca del límite desesperadamente? ¿o es revolución ante alguna tiranía realmente manipuladora e injusta?

DESOBEDECED si queréis, sin imperativos.






Os dejo con un documental sobre un desobediente que se convirtió en todo un icono del Punk Rock Británico en los finales de los 70 y toda la década de los 80. Joe Strummer - THE CLASH


                                                         



















viernes, 22 de enero de 2016

La Consciencia de la Tierra


A veces miro el mundo desde esa fe en que todo está conectado, todo forma parte de, hay una unicidad. A veces puedo sentir la verdad de que somos una gran familia, todos somos hermanos en la gran familia humana. A veces tengo la certeza de que si pudiéramos conectarnos todos a la vez con ese sentimiento ya nos sería imposible hacer o tolerar las guerras, el hambre y tantas y tantas calamidades a las que tantos hermanos están abocados. 

Pero en mi locura a veces voy aún más allá (¿para eso sirve la locura no?), y escucho con interés la locura del otro. No hace mucho, creo que en un programa que a veces escucho en mi querida Radio 3, un señor hablaba de los árboles. En realidad todos los domingos en radio 3 hablan de árboles, en un programa tremendamente evocador que se llama "el bosque habitado" (Más abajo os dejo un enlace). Pero en ese programa me gustó mucho la idea de que los árboles son como neuronas. Se parecen mucho en su forma, pero además también están inter-conectados, forman una red, incluso bajo tierra las raíces de unos y otros se tocan y se entrelazan. Ya conocemos la tremenda función que hacen en cuanto al aporte de oxígeno o a la afirmación del terreno, (allí donde han desaparecido bosques es donde las inundaciones y las lluvias torrenciales causan más daños al producirse desprendimientos de masas de tierra enormes, pues ya no hay esa red de contención que las sujetaba).  

Pero, ¿y si además de esas funciones medioambientales insustituibles, tuvieran otras de un orden distinto?, ¿y si, efectivamente, hacen un papel similar al que hacen nuestras neuronas? Entonces cada bosque sería una área de consciencia en nuestra corteza (córtex) terrestre, donde se recoge y se elabora información, donde se toman decisiones y donde se guarda una memoria. Es decir, podríamos decir que la tierra piensa a través de las estructuras que forman los árboles, que por supuesto a la vez necesitan de un ecosistema vivo y nutricio para vivir sanamente y para ejercer sus funciones a pleno rendimiento. 

Las cicatrices que deja la deforestación entonces vendrían a ser como las manchas blancas que se observan en las resonancias en pacientes con Alzheimer, en nuestra red van apareciendo agujeros, ésta se va fragmentando, unas áreas se van desconectando de las otras, vamos perdiendo la capacidad de pensar y de tomar decisiones, vamos perdiendo la memoria... 

Pensar es una función "superior", propia de organismos con un sistema nervioso complejo, eso no quiere decir que todo lo que pensamos nos haga bien, claro está. Pensar muchas veces puede ser un acto neurótico. Hay una función de nuestro córtex en cambio, que siempre es sana: El darse cuenta. 

Un darse cuenta pleno se produce en todo el organismo, es cierto, pero la gracia es que llegue a nuestra consciencia, si no ya no sería un darse cuenta. Por tanto, nuestra consciencia no sólo elabora conocimiento por ella misma, sino que permite que aflore y se haga consciente aquello que "ya sabíamos" a un nivel inconsciente... Entonces, cuantos menos árboles, menos capacidad para que la tierra pueda darse cuenta, para que haga uso de sus instintos, para que se auto-regule desde su sabiduría organísmica... 

Así que, cuidar de los árboles, además de cuidar "los pulmones" de nuestro planeta, es cuidar su  consciencia y su capacidad de darse cuenta.

Quizás esta volada solo sea eso, una volada, pero ya avisé de mi locura, y dicen que "quien avisa no es traidor".

Un abrazo família

Para escuchar el programa pincha en el siguiente enlace: El Bosque Habitado - Radio3
Pintura de Greg A. Dunn, doctorado en Neurociencia en la Universidad de Pensylvania y admirador del arte Chino y Japonés. En su obra funde esas dos pasiones. Puede visitarse su web en www.gregadunn.com