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viernes, 22 de enero de 2016

La Consciencia de la Tierra


A veces miro el mundo desde esa fe en que todo está conectado, todo forma parte de, hay una unicidad. A veces puedo sentir la verdad de que somos una gran familia, todos somos hermanos en la gran familia humana. A veces tengo la certeza de que si pudiéramos conectarnos todos a la vez con ese sentimiento ya nos sería imposible hacer o tolerar las guerras, el hambre y tantas y tantas calamidades a las que tantos hermanos están abocados. 

Pero en mi locura a veces voy aún más allá (¿para eso sirve la locura no?), y escucho con interés la locura del otro. No hace mucho, creo que en un programa que a veces escucho en mi querida Radio 3, un señor hablaba de los árboles. En realidad todos los domingos en radio 3 hablan de árboles, en un programa tremendamente evocador que se llama "el bosque habitado" (Más abajo os dejo un enlace). Pero en ese programa me gustó mucho la idea de que los árboles son como neuronas. Se parecen mucho en su forma, pero además también están inter-conectados, forman una red, incluso bajo tierra las raíces de unos y otros se tocan y se entrelazan. Ya conocemos la tremenda función que hacen en cuanto al aporte de oxígeno o a la afirmación del terreno, (allí donde han desaparecido bosques es donde las inundaciones y las lluvias torrenciales causan más daños al producirse desprendimientos de masas de tierra enormes, pues ya no hay esa red de contención que las sujetaba).  

Pero, ¿y si además de esas funciones medioambientales insustituibles, tuvieran otras de un orden distinto?, ¿y si, efectivamente, hacen un papel similar al que hacen nuestras neuronas? Entonces cada bosque sería una área de consciencia en nuestra corteza (córtex) terrestre, donde se recoge y se elabora información, donde se toman decisiones y donde se guarda una memoria. Es decir, podríamos decir que la tierra piensa a través de las estructuras que forman los árboles, que por supuesto a la vez necesitan de un ecosistema vivo y nutricio para vivir sanamente y para ejercer sus funciones a pleno rendimiento. 

Las cicatrices que deja la deforestación entonces vendrían a ser como las manchas blancas que se observan en las resonancias en pacientes con Alzheimer, en nuestra red van apareciendo agujeros, ésta se va fragmentando, unas áreas se van desconectando de las otras, vamos perdiendo la capacidad de pensar y de tomar decisiones, vamos perdiendo la memoria... 

Pensar es una función "superior", propia de organismos con un sistema nervioso complejo, eso no quiere decir que todo lo que pensamos nos haga bien, claro está. Pensar muchas veces puede ser un acto neurótico. Hay una función de nuestro córtex en cambio, que siempre es sana: El darse cuenta. 

Un darse cuenta pleno se produce en todo el organismo, es cierto, pero la gracia es que llegue a nuestra consciencia, si no ya no sería un darse cuenta. Por tanto, nuestra consciencia no sólo elabora conocimiento por ella misma, sino que permite que aflore y se haga consciente aquello que "ya sabíamos" a un nivel inconsciente... Entonces, cuantos menos árboles, menos capacidad para que la tierra pueda darse cuenta, para que haga uso de sus instintos, para que se auto-regule desde su sabiduría organísmica... 

Así que, cuidar de los árboles, además de cuidar "los pulmones" de nuestro planeta, es cuidar su  consciencia y su capacidad de darse cuenta.

Quizás esta volada solo sea eso, una volada, pero ya avisé de mi locura, y dicen que "quien avisa no es traidor".

Un abrazo família

Para escuchar el programa pincha en el siguiente enlace: El Bosque Habitado - Radio3
Pintura de Greg A. Dunn, doctorado en Neurociencia en la Universidad de Pensylvania y admirador del arte Chino y Japonés. En su obra funde esas dos pasiones. Puede visitarse su web en www.gregadunn.com






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